Teatro verdad

(Del libro Bituín bituín Natacha)
-Natacha, vos ya sabías cómo era la obra (madre, caminando molesta).
-Sí, mami, pero me vino de hacer “teatro verdad”.

-La única verdad es el lío que se armó durante el acto.
-Porque las Chicas Coral son unas escandalosas, mami.
-¿No habían ensayado otra cosa?
-Sí, que éramos unos chicos que íbamos a una plaza.
-¿Qué más? (tono de investigación).
-Que en la plaza había una estatua que representaba a la patria…
-Qué más?
-… (Uf…) Que nosotros nos preguntábamos qué es la patria…
-¿Entonces?
-Entonces la estatua se vivía y nos hablaba y nos contaba su historia de patria.
-Y vos qué hiciste?
-¡Una parte cambié nada más, mami! (levanta los hombros).
-¿Qué parte? -Ésa: cuando la estatua nos empieza a hablar y se mueve.
-Ahá, ¿y qué hiciste?
-Nada, mami, nomás…
-¿Qué hiciste, Nati?, no quiero que me lo cuente la maestra.
-Y que, cuando la estatua nos empieza a hablar en la obra, nos teníamos que poner contentos y hacerle preguntas y aprender contentos…
-Ahá, ¿y vos…?
-No, cuando vi que la estatua hablaba me vino una improvisación.
-¿O sea?
-Que la estatua empezó a moverse y a hablar, entonces yo me paré de un salto y grité: “¡Chicos! ¡Rajemos que la estatua habla!”.
… (Madre se agarra la cabeza, sigue caminando).
-Es que mami, pensá un poco, ¿te imaginás que te hable una estatua? (Natacha saltando de costado, mira a su mamá).
-Pero no era la realidad, Nati, era un acto patrio; y por eso ahora me llamó tu maestra.
-Porque no respetan el teatro-verdad, mami, no por culpa mía.

© Luis Pescetti