Si te dan miedo las víboras
no te conviertas en domador de víboras
para superar las vergüenza que sentís
por tu miedo a las víboras.
Sentite con libertad de elegir
ser nadador, jardinero,
piloto de aviones, mecánico de autos…
hay tanto cuando se escoge
libre de demostrar.
Por ejemplo:
—Insigne Catedrático Internacional, ¿desearía probar
nuestra mermelada de víboras?
—No, gracias, las víboras me dan miedo.
—¡Disculpe que se lo hayamos ofrecido!
Aquí tenemos chocolates y bombones de anís.
—Valiente Capitán de los Océanos, ¿quiere conocer nuestro zoológico
con su fabulosa colección de víboras?
—No, gracias, las víboras me dan miedo.
—¡No se hable más! Qué vergüenza no haberlo sabido, ¡vamos al cine!
¿Entienden? No vale la pena,
¿se van a quedar encerrados repitiendo cien veces?
debo vencer el miedo a las vírobas… no
debo vencer el miedo a las víbonas… no
debo vencer el miedo a las vísobas… no.
—Famoso Músico y Mejor Dentista del Mundo, queremos regalarle este cinturón de cuero de víbora.
—No, gracias, las víboras me dan miedo.
—¡Pero si Usted lo cuenta en su Biografía!
¿Cómo no nos acordamos?, por favor acepte nuestras disculpas
y este ropero lleno.
(De Unidos contra Drácula, Luis Pescetti.)
© Luis Pescetti