La luz escapa,
la oscuridad no escapa.
La luz se pierde;
la oscuridad no se pierde.
La Luz rebota,
la oscuridad no.
La luz es inquieta, infinita,
la oscuridad no sabemos pero
creo que si no hay quien mire es infinita
e inmóvil.
La luz no rodea a la oscuridad,
la oscuridad envuelve a todo.
La luz puede hundirse como un cuchillo,
se esparce, contagia, se refleja
y tiene una fuente.
La oscuridad no tiene padre, ni madre.
Alguien puede tapar una luz
y jugar a hacer sombras.
Es inútil jugar a tapar una sombra,
es imposible.
A la oscuridad solemos atribuirle intenciones.
Un poeta griego, Píndaro, dijo: las fuentes, pétalos del mar.
Eso es cada luz,
el pétalo de alguna estrella.
© Luis Pescetti