—Eres un amargado.
—No, soy una persona normal.
—No es cierto, eres un amargado.
—Deja de decirme eso.
—Yo puedo decirte lo que se me antoja.
—No, porque me cansarías.
—Te cansas porque eres un amargado.
—¡Ya basta, por favor!
—¿Ves?
© Luis Pescetti
Aaaaay que bonito…
¿en serio asà somos? (San, silbando, haciendose la tonta)
Aaaaay que bonito…
¿en serio asà somos? (San, silbando, haciendose la tonta)
Aaaaay que bonito…
¿en serio asà somos? (San, silbando, haciendose la tonta)
jajajaja parecieran mis eternas conversaciones con mi marido, jajajaja excelente!!!
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