Llegué al pueblo, busqué la bicicleta, le inflé las gomas, y salí a “hacer los mandados”. En este caso fue tomar rumbo hacia el cementerio, llegar a la entrada del camino, todavía quedaba un largo trecho porque está en las afueras, y detenerme en los puestos de flores. A uno de ellos mi vieja le compraba las flores. Compré claveles rojos y blancos. Pagué y fui al siguiente, a pocos metros. “Un poco y un poco”, expliqué y compré otros dos ramos, pero de claveles pequeños: amarillos rojos y rosados. Los coloqué en la canasta y seguí pedaleando. Ahí ya llevaba una bolsita con la tijera, un trapo y una botella de plástico, vacía. Los elementos que llevo siempre. Llegué al cementerio, dejé la bicicleta, cargué agua en la botella y paré delante (¿cómo ponerlo?) delante de mi tío. Saqué unas hojas, limpié, eché agua y dispuse unos claveles rojos y rosados, detrás un poco de verde. Una oración. Seguí hasta los viejos, limpié, conversando y contando asuntos, eché agua y dispuse dos arreglos iguales, como siempre hago, esta vez: dos claveles rojos y dos blancos para cada uno, sobre una base de una nube de pequeños claveles amarillos. Me senté a pensarlos, cerré los ojos y sentí tibieza en el pecho, no una emoción, sino una leve percepción de temperatura, llegaba de afuera. Su presencia. Recogí el resto de flores y verde, la bolsita, el botellón de plástico y fui hasta dónde los nonos (abuelos). Limpié, puse agua y el resto de los claveles rosados y rojos, con abundante verde de fondo. Una oración. Regresé en la bicicleta, por otro camino que no suelo tomar cuando voy en auto. Pensar, pero no con la mente, sino pedaleando, y si voy por un lado es pensar unas cosas, y si voy por otro, son otros pensamientos.
© Luis Pescetti
Hoy encontre estos escrito. Este, me ha hecho llorar, con ese llanto que lilbera el pecho. Hace tanto no recordaba el aire tibio, el sol, platicar con los muertos.
Hoy encontre estos escrito. Este, me ha hecho llorar, con ese llanto que lilbera el pecho. Hace tanto no recordaba el aire tibio, el sol, platicar con los muertos.
Hoy encontre estos escrito. Este, me ha hecho llorar, con ese llanto que lilbera el pecho. Hace tanto no recordaba el aire tibio, el sol, platicar con los muertos.
ANTES QUE NADA, GRACIAS LUIS…( LO PRIMERO ES LO PRIMERO) PERO ESTE MENSAJE ES PARA MI TOCAYA QUE ESCRIBIÓ ANTES, PORQUE ME DIO TANTO GUSTO LEERTE LUIS, COMO LEER A VERÓNICA. CUÁNTA BELLEZA!!!! UN ABRAZO, VERO. LA OTRA VERO.
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ANTES QUE NADA, GRACIAS LUIS…( LO PRIMERO ES LO PRIMERO) PERO ESTE MENSAJE ES PARA MI TOCAYA QUE ESCRIBIÓ ANTES, PORQUE ME DIO TANTO GUSTO LEERTE LUIS, COMO LEER A VERÓNICA. CUÁNTA BELLEZA!!!! UN ABRAZO, VERO. LA OTRA VERO.
cuantas veces, de chica, habre repetido paso a paso ese rito, comprar las flores, llegar a cada fotito conocida, marron sepia, los mas viejos o grises los mas cercanos en tiempo y mientras acomodabamos las flores para q se vean lindas y ninguno se quede con mas q otros, ir espiando fotos ajenas e imaginar sus historias… desde nuestro actual punto de vista parece un paseo lugubre, deprimente para los chicos, pero en aquellos tiempos no, era algo natural y alegre, en las tardes de sol del invierno, visitando angeles con grandes alas, señores con bigotes enrulados, sentarnos en bancos de granito bajo alguna tuya. Luis, hace un tiempo que me vienen a la memoria esas tardes con mi abuela, y son tan lejanas que creia que las habia imaginado, o lo habia leido en alguina novela vieja, gracias por traerlas a mi!
cuantas veces, de chica, habre repetido paso a paso ese rito, comprar las flores, llegar a cada fotito conocida, marron sepia, los mas viejos o grises los mas cercanos en tiempo y mientras acomodabamos las flores para q se vean lindas y ninguno se quede con mas q otros, ir espiando fotos ajenas e imaginar sus historias… desde nuestro actual punto de vista parece un paseo lugubre, deprimente para los chicos, pero en aquellos tiempos no, era algo natural y alegre, en las tardes de sol del invierno, visitando angeles con grandes alas, señores con bigotes enrulados, sentarnos en bancos de granito bajo alguna tuya. Luis, hace un tiempo que me vienen a la memoria esas tardes con mi abuela, y son tan lejanas que creia que las habia imaginado, o lo habia leido en alguina novela vieja, gracias por traerlas a mi!
cuantas veces, de chica, habre repetido paso a paso ese rito, comprar las flores, llegar a cada fotito conocida, marron sepia, los mas viejos o grises los mas cercanos en tiempo y mientras acomodabamos las flores para q se vean lindas y ninguno se quede con mas q otros, ir espiando fotos ajenas e imaginar sus historias… desde nuestro actual punto de vista parece un paseo lugubre, deprimente para los chicos, pero en aquellos tiempos no, era algo natural y alegre, en las tardes de sol del invierno, visitando angeles con grandes alas, señores con bigotes enrulados, sentarnos en bancos de granito bajo alguna tuya. Luis, hace un tiempo que me vienen a la memoria esas tardes con mi abuela, y son tan lejanas que creia que las habia imaginado, o lo habia leido en alguina novela vieja, gracias por traerlas a mi!