—No quiero seguir hablando
—Entonces no sigas
—Yo hago lo que se me antoja
—Pues hazlo
—No te estoy pidiendo permiso
—No dije eso
—Tú sabes que sí lo hiciste
—¿Hacer qué?
—Tú crees que debes otorgar permiso
—No, nada más tú dijiste que podías hacer lo que querías y yo te dije: “Bueno hazlo”
—Por supuesto que lo voy a hacer
—Bueno, hazlo y punto
—No quiero seguir hablando.
© Luis Pescetti