Reunión de sabios (fragmento del nuevo "Natacha")

Fede, Rubén, Jorge y Nico, en casa de éste. Tirados en el piso del cuarto, hay vasos con refrescos y bolsas con papitas.

– A mí, por ejemplo, lo que me gustaría es que hubiera una pastillita para la gimnasia, ¿no? Que en el futuro se invente que vos te tomás esa pastillita y es lo mismo que haber ido a la clase de gimnasia (Nico, acostado, un brazo bajo la nuca, el otro hurga bolsa de papitas).
– Primero que inventen una de matemáticas, Nico, no embromés. Me compro un paquete de un kilo (Jorge dos brazos bajo la nuca, masticando papitas).
– Más fácil: que inventen un vaso para tomar de acostado porque ahora, cada vez que quiero tomar la gaseosa me tengo que levantar de costado (Rubén recostado sobre un brazo intentando levantarse el mínimo necesario para que no se vuelque bebida).
– ¿Y que se fuera a la escuela desde la casa? Eso estaría copado, chicos, y es más rápido de hacer (Rubén, una mano con un vaso y la otra buscando en la bolsa de papitas).
– ¿Y estar todo el día canuto en la casa? ¡Un plomo! (Fede).
– O que hay que ir a la escuela para socializar, entonces… (Rubén)
Silencio.
– ¡Ya está! ¿Saben cómo? (Rubén agarra más papitas).
– Rubén cortala que, cada vez que metés la mano en la bolsa, te la llevás de tu lado (Jorge mirando al techo, una mano estirada tanteando bolsita).
– Así, chicos: que para estudiar inventen esa pastilla, pero no: ¡una para cada cosa! Una sola para todo, que no sea tan plomo, porque después sino es lo mismo…. (Rubén).
– “Fede, ¿ya tomaste la pastillita de geografía?” “Uy, seño, me la olvidé encima de la mesa” (Fede, imitando voces).
– Ah, sí, eso sí (Nico manos en la nuca).
– Tal cual, entonces que sea una sola así tiene todas las materias del año, y ya está. Primer día de clases, todos formados, está la directora al frente… Ponele que saludamos, viene la secretaria… (Rubén).
– ¿La bigotuda? (Jorge mirando al techo).
– Mejor la bibliotecaria… (Rubén).
– ¡Uh, qué linda que es ésa, chicos! ¡Más copada! (Fede).

– … viene con un frasco, grande, lleno de las pastillitas, abre la tapa… y empiezan: “Quinto B, pasen”, como en la misa y listo, cada uno a su casa… (Rubén).
– ¿Todos de la misma? No, tendrían que venir de diferentes colores para cada grado (Nico, dedo hurgando en su nariz).
– Bueno, bueeeeeno, bueeeeeeeeeeeno: ponele diferentes colorcitos si te gusta más (Rubén estira mano hacia la bolsa).
– Si no: ¿para que habría diferentes grados? (Nico dedo en la nariz).
– … (Rubén lo descubre y se queda observándolo).
– … en vez, un color para cada grado, y ahí sí te creo (Nico estira la mano buscando la bolsa de papas fritas).
– ¡Nico, no podés ser tan asqueroso! (Rubén se incorpora). Andá a lavarte las manos, nene, estuviste rascándote la base del cerebro y ahora, si no te vigilo, ¡metías la mano en la bolsa de las papitas, loco! (Rubén).
– ¿Qué hacía? ¡Qué asco, Nico! (Fede acostado imita vómito).
– Bueno, loco, qué preciosistas que son… antes ni se dieron cuenta (Nico va hacia el baño).
– ¿¡Ya lo había hecho?! (Jorge abre los ojos).
Se oye la canilla en el baño, se cierra. Rubén, acostado, grita: “¡Con jabón!”. Se oye una protesta lejana, que se abre nuevamente la canilla del baño, se cierra. Regresa Nico, se acuesta.
– Lo que pasa es que con tu teoría, Rubén, abría que ir toooooodos los años a la escuela (Nico, panza arriba).
– Pero al comienzo del año, nomás.
– Sí, pero toooooooooodos los comienzos de año. En vez, ya que van a inventar algo, si lo que inventan es una vacuna… ¡ahí cambia!. En vez de una pastillita por año, una vacuna: para toda la escuela (Nico mete la mano en la bolsa de las papitas).
– … (Fede mira a Jorge y hace cara de asco).
– … (Jorge se aguanta la risa).
– Eso podría ser que, ni bien nacés, que te enchufan todas las vacunas, te meten una más… total: un pinchazo más ni te vas a dar cuenta (Rubén estira la mano y busca papitas en la bolsa).
– ¡¡¡ … !!! (Jorge mira a Fede, abre los ojos e imita vómito).
– … (Fede se aguanta las carcajadas).
– Eso sería re-copado. Y listo, ya zafamos de todo (Nico manos en la nuca).
Silencio mirando el techo. Se oyen risas ahogadas de Fede y Jorge.
– ¿Qué les picó a ustedes? (Rubén, mientras toma papitas de la bolsa).
– ¡BBggghhh….!
Jorge imita vómito, Fede estalla en carcajadas. Nico se defiende:
– ¡Córtenla, loco! ¡Me lavé re-bien! ¿Quieren que traiga otra bolsa?
– Nico, vos sos mi amigo, me como tus moquitos a morir, nene (Fede).
– … (risas).
Silencio. Se aplaca la risa. Silencio, mirando el techo. Mente en blanco. Silencio pececitos de “protector de pantalla”.
– Chicos, ¿les puedo preguntar algo, pero en buen plan? ¿No me hacen chistes? (Jorge).
– Ahá, sí, dale, no sé, veamos… (responden).
– En serio. No, lo que pasa es que me gustaba esa Luciana, ¿no? Pero cuando le hablé me forwardeó con la otra: Sandra, la de la vinchita, y después recibí una carta con dibujitos de Maite y Vivi y, cuando le pregunté el teléfono de Sandra a Luciana ¡se re-enojó! (Jorge).
– ¿Sandra? (Nico intenta seguir).
– No, Luciana. Y después me llegó otra cartita con dibujos (Jorge).
– ¿De Vivi y Maite? (Nico).
– No, de Sandra. Y después me llegó una notita de Luciana que decía (saca un papel, lo desdobla) “No te mando dibujos porque debés estar muuuuy ocupado mirando los otros” (Jorge lo guarda).
– ¡Calenchu los panchos! (Rubén).
– ¿Las trajiste todas? (Fede inclina cabeza).
– Ahá.
– ¿A ver?, evaluemos (Fede se incorpora).
– Por eso les quería preguntar, porque ahora tengo un moño que responder a todas estas y yo no soy tan de escribir o dibujar. Al principio sí, le mandé varias a Luciana, vieron; pero ni me respondía, entonces perdí el entrenamiento (Jorge saca todas las hojas de su bolsillo).
– Estirémoslas bien en el piso y pongamos una al lado de la otra (Rubén).
– Vos Nico me tenés que ayudar, que tenés más imaginación para este tipo de cosas (Jorge mientras acomoda las cartas).
– Pero yo en dibujo no soy tan bueno… Ellos dibujan mejor (Nico señala a Fede y Rubén).
– Vos pensá la carta, y ustedes, chicos cópense, y me ayudan con el dibujo, ¿no? (Jorge).
– Y, veamos (Fede seriedad profesional).
– Lo que sí, Jorge, hacete amigo de Vivi primero, ¿sabés que el papá es guionista de historietas? (Rubén).
– Entonces que se haga amigo del papá (Nico).
– Vos no tenés estrategia ni ahí, Nico (Rubén).
Los cuatro se quedan mirando las hojas extendidas en el suelo, una al lado de la otra.
– Hay que pensarlo bien, chicos, hay-que-pen-sar-lo-bien (Fede vuelve a recostarse).
– No podemos mandar cualquier fruta (Jorge se recuesta).
– Tampoco hay que dejar pasar un año, pero es cierto, conviene pensar un cacho (Rubén manos a la nuca, mirada al techo).
– … (Nico se recuesta, imaginándose comienzos: Queridas amigas, ante la imposibilidad de atender la simultaneidad de…).
Silencio, mentes trabajando. Unos minutos después: silencio, mentes distrayéndose. Minutos más tarde: silencio, pececitos “protector de pantalla”.
– Chicos, ¿se dieron cuenta que para todos los inventos que decíamos antes, las pastillas de colores, la vacuna de la primaria, todo eso, se pusieron a pensar que nosotros ya fuimos?
– Sí, ¿no? (Jorge serio).
– Es cierto. Tal cual (Fede y Rubén pensativos).
Silencio.
– Ya estamos viejos para esos descubrimientos, loco (Jorge, ojos abiertos, serio, mirando el techo).
– ¡Qué fuerte, loco! (Rubén).
– Lo van a aprovechar las generaciones que siguen (Fede).
– Los que ahora son nenitos (Nico).
Silencio.
– Que se lo inventen ellos, loco, ¿qué tenemos que trabajar nosotros, encima, para que lo aprovechen esos nenitos? (Fede).
– Encima de lo que ya tenemos que estudiar va a haber que estudiar más para hacerles los inventos a ellos (Rubén).
– Tampoco hay que ser, loco, alguna vez hay que hacerlo, sino nunca se haría un invento porque lo aprovechan los demás (Nico).
– Pero es lo que me revienta de lo del planeta: ¿Qué culpa tenemos los humanos si evolucionamos más? porque evolucionamos más nos toca cuidarlos a todos, ahora, ¡qué vivos! (Fede).
– Eso es cierto, y después ves que entre ellos se matan (Rubén).
– ¡Se matan y se morfan, loco! Y nosotros, que somos más evolucionados, que podríamos pasarla mejor, en vez de estar de vacaciones tenemos que salvar el planeta, protegerlos, y la naturaleza no hace nada, loco. ¡Todo: nosotros! (Fede).
– Sí, mucha evolución, mucha evolución, pero nos pasa el fardo a nosotros (Rubén).
– Y sí, chicos, pero hay que hacerlo, estamos en el mismo barco (Nico).
– Pero que den un premio, entonces (Fede: Ah, ah, ah, ah….).
– ¡Y si dan premios! (Nico)
– ¿Cuáles? (Fede, tono de: mentira, no dan nada).
– El Premio Nobel, el Príncipe… algo, no me acuerdo… (Nico mirando al techo).
– Unos diplomitas y la foto (Rubén sarcástico).
– Pobre de vos: son millones y millones y millones cada uno, yo vi un documental el otro día, tiene razón Nico (Jorge mirando el techo).
– ¿Millones? (Fede cambia el semblante).
– Pero millones y millones y millones y millones, eh… Una bocha (Jorge).
Silencio. Mentes haciendo planes.
– Camiones de plata, chicos, eh… (Nico).
– Ah, bueno… así es otra cosa (Fede, manos en la nuca).
– Entonces sí, está bien…
Comentó Rubén, mejor dispuesto a comenzar a inventar fórmulas y estirando la mano hacia la bolsa de papitas.

Fragmento del próximo libro: “Planeta Tierra, Natacha”

© Luis Pescetti

Comentarios

33 comentarios en “Reunión de sabios (fragmento del nuevo "Natacha")

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *