Crear espacios de audición musical

 

pdfPDF con el texto, click acá

 

…Haciéndose kitsch, el arte halaga el desorden que reina en el ‘gusto’ del aficionado.
El artista, el galerista, el crítico y el público se complacen conjuntamente en el qué-más-da,
y lo actual es el relajamiento. Pero este realismo del qué-más-da es el realismo del dinero:
a falta de criterios estéticos, sigue siendo posible y útil medir el valor de las obras por la ganancia
que se pueda sacar de ellas. Este realismo se acomoda a todas las tendencias, como se adapta
el capital a todas las ‘necesidades’, a condición de que las tendencias y las necesidades tengan poder de compra..

Jean-François Lyotard

…un latinoamericano que se pregunta: ‘¿Qué tan
contemporáneo soy?’, en rigor está diciendo:
‘¿Qué tan cerca o qué tan lejos del modelo
norteamericano estoy?… A diario, y sea o
no consciente esa actitud, lo anacrónico
resulta lo alejado de los modelos norteamericanos…
…¿De qué modo condenar, por ejemplo, a
los jóvenes de las clases populares que,
al americanizarse en diversos niveles,
creen así exorcizar su estruendosa falta
de porvenir?

Carlos Monsiváis, escritor mexicano.

…quizá no haya un tema tan importante de reflexión como el de la percepción
del otro, de lo otro, de lo que nos es extraño, y más aún de lo que nos es
extraño y próximo.

Hugo Hiriart, dramaturgo mexicano.

¿Qué son estos espacios?

Serán momentos (media hora, una hora, dos, según) que destinaremos a oír música, nada más. Crear espacios es destinar cierto tiempo y cierto lugar a hacer algo en especial. Un espacio de audición musical es la oportunidad para oír música que normalmente no hubiéramos oído.
Esos espacios, si se los practica con frecuencia, se vuelven internos. Vale decir que la persona incorpora de modo natural la posibilidad de juego, de silencio, de encuentro consigo mismo y con lo que le gusta.

Sus características

* Es un momento para oír, no se puede ocupar en realizar tareas.

* Todos pueden llevar música que les guste para compartirla con los demás.

* Hay que respetar el gusto de todos. Están prohibidos los juicios de valor, sea que se hagan como críticas o como bromas.

* Como profesores compartiremos la música que nos gusta. Dentro de ésta intentaremos llevar lo que
sea más inusual para el grupo. Explicaremos por qué nos gusta. Podemos estar muy contentos si lo-gramos contagiar nuestro amor por la música o por determinados autores. Nosotros tampoco podremos hacer juicios de valor, y menos aún: llevar una música porque la consideremos “más elevada”. Eso es una trampa, a nadie le gusta que lo “civilicen”, por lo tanto deberemos limitarnos a llevar, compartir, la música que sinceramente amamos.

* Como hay diferentes gustos, quizás tendría que haber más de un salón, para poder elegir ir a oír dis-tintos estilos. Si esto no es posible será bueno discutir con el grupo otras opciones.

¿Por qué es importante?

Somos curiosos por naturaleza. Cuando esa curiosidad está muy aplacada o no existe es muy probable que sea porque algo está frenando ese impulso vital de la conciencia: conocer y expandirse. Quizás miedo a los desconocido, autosuficiencia por ignorancia, inseguridad; no importa qué, algo adormeció aquella tendencia.
Es así que muchas veces nos encontramos con gente qué sólo gusta de tal o cual tipo de músi-ca. En realidad no es un problema que a alguien le guste determinada “música comercial”, por ejemplo. El problema es si sólo le gusta esa música. Si su sensibilidad está absolutamente embotada e imposibi-litada de disfrutar de otras que hay en el mundo.
No estamos hablando de “corregir el gusto estético”. Nadie tiene derecho a ponerse en esa acti-tud. Más bien pensamos que si una persona que ha recibido estímulos ricos es alguien abierto a conocer, a crecer; alguien que se cierra a lo nuevo, a lo distinto es porque no recibió buenos estímulos. Nadie prefiere un mundo pobre si conoce otras opciones. Está perfecto que alguien elija su pequeña aldea; pero mejor si lo hace después de saber que existe el mundo; y en él: miles de grandes y pequeñas aldeas. Y de todas esas, quizás cien son tan atractivas que a esa persona le gustaría quedarse en ellas sinceramente. Sería un ciudadano amante de su aldea por elección, con conciencia de mundo, desprendido de todo fanatismo.
Afortunadamente el goce estético no necesita dejar de gustar de una cosa para pasar a otra. Pue-de expandirse generosamente. Dedicar tiempo nada más que a oír música es una buena posibilidad para este trabajo, de la misma manera que se dedica tiempo para leer, para desarrollar el gusto por la lectura. Tenemos que crear espacios de audición para desarrollar el gusto por la música. No un gusto limitado por la moda o los prejuicios, sino una sensibilidad que pueda disfrutar de más opciones. Pero hay que crear ese espacio para que esa sensibilidad tenga la oportunidad de surgir.

El valor de los espacios de audición

Es como si a una persona le dijéramos: “No eres una herramienta que pasa por el mundo sin darse cuenta; ésto lo descubrirás cuando te detengas a oír, a tocar, a ver”.
Todos los días estamos rodeados por una infinidad de ruidos, pero si un día nos detenemos, ce-rramos los ojos y atendemos intensamente: ahí ocurrirá algo. Es probable que despertemos a otra sensi-bilidad del mundo.
Porque, teniendo en cuenta las citas que abren este capítulo, es nuestro deber crear espacios en los que aparezcan más de un “modelo posible”; espacios de audición que no dependan tanto de las leyes de mercado. Crear espacios en los que, aunque más no sea por un instante, se abran nuestras puertas a otras maneras de crear, a otros gustos, a otros maneras de ser, a otros mundos. Esa sensibilidad que nace, como nos señala Rodari, no despierta solamente para la música y el sonido.

del libro: “Taller de animación musical y juegos” (Luis Pescetti , Libros del Rincón, SEP; Mx, 1996)

© Luis Pescetti

Comentarios

2 comentarios en “Crear espacios de audición musical

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *