Crónicas de los ensayos

pojo
foto: Gabriel Bordone

Ensayar con Marto, a las diez de la mañana, no es llegar cuando está recién despierto, sino recién dormido.

Edita en su estudio hasta quién sabe qué horas de la mañana, ¡y cae uno, imprudente, a ensayar a las diez!

Marto camina por su estudio con cara de pijama. Eso mientras conecta cables.

Lo de camina por el estudio es metafórico, porque cabemos cuatro músicos, dos guitarras, un teclado, computadora, un contrabajo, en la mitad de su estudio porque está haciendo mejoras.

“Marto, le pregunto ¿y no estarán empeorando las mejoras?”, porque cada movimiento para buscar una pluma, alcanzar una hoja, cambiar de posición la guitarra, es una obra de ingeniería y ballet. Hay que diseñarlo con la mente antes de realizarlo. Pero ahí viven las ideas, eso que ni qué.

Pojomovsky siempre llega puntual y mal dormido. Acaba de ser padre, y al bebé le dio por reconocerlos (a la mamá y a él) hace cosa de dos o tres días, despertándose feliz y en la madrugada, sonriéndoles con fiesta.

Ayer llegó al ensayo y contó que él se despertó en medio de la madrugada, miró el reloj y exclamó feliz “¡Cuatro horas que el bebé duerme seguido, joya!”. Y siguió durmiendo. O sea interrumpió su propio sueño para celebrar que podía seguir durmiendo.

(eso mientras Marto camina como zombie mal reencarnado y pone cables acá y allá)

Entonces llega Monk, que viene de más lejos y siempre como que uno lo sacó de un partido de fútbol con amigos. No importa la hora, él llega así, y se irá a lo mismo: como a seguir el partidito que le interrumpimos.

Marto entrega las partes, que tienen anotaciones del tipo: “Ojo que en este compás Luis puede hacer otra cosa”… O bien: “Acá hay que esperarlo, por si le habla al público”. Y yo siento que está a un paso de la santidad por cuidarme tan discretamente.

Empieza el ensayo y es la gloria. Tocan muy muy bien. Tiran la mejor onda, participan con ideas, ¡incluso con las mías! Sonríen, tienen paciencia. Es un privilegio.

Siempre me siento más pequeño que eso que ocurre, como que quepo holgadamente en la experiencia musical.

Luis

© Luis Pescetti

Comentarios

8 comentarios en “Crónicas de los ensayos

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *